
Vigilancia total: así es el "ploteo" con el que la Prefectura controla cada barco en el mar argentino
Con una herencia familiar en la institución, Hugo Mendicino relata cómo es un día de guardia de 24 horas en la nueva Estación de Viedma y destaca el "equipo impecable" que realiza evacuaciones y resca
En el marco de la reciente inauguración de la Estación Aérea Viedma, Hugo Mendicino, piloto con 20 años de experiencia en la Prefectura Naval Argentina, detalló las operaciones y la crucial labor de vigilancia y rescate que se realiza desde esta estratégica base.
“Es un placer para toda la Prefectura y sobre todo para el Servicio de Aviación poder asentarse en la provincia de Río Negro. Desde aquí brindamos asistencia a toda la flota nacional de buques que trabaja en el mar argentino y también a la flota internacional”, explicó Mendicino, quien cuenta con 24 años de servicio en la institución.
La función principal de esta base, junto con las de Mar del Plata y Comodoro Rivadavia, es el monitoreo constante de todo el litoral marítimo. Esta tarea se realiza a través de un sistema de “ploteo”, que consiste en el rastreo y la identificación de cada embarcación.
“Plotear es tener marcados los buques y saber la posición de cada uno, qué tarea desarrolla, su velocidad y la cantidad de tripulantes. La Prefectura, como autoridad marítima, reconoce cada barco en el territorio nacional a través de un sistema de identificación automático y de imágenes satelitales”, aseguró el piloto. Y enfatizó: “No hay forma de que la Prefectura no pueda controlar la flota pesquera o los barcos que transitan el territorio nacional. Siempre estamos atentos a eso”.
Más allá del monitoreo, la aviación de Prefectura cumple un rol vital en las operaciones de rescate y evacuación médica. En estos procedimientos, el avión actúa como un “ángel de la guarda” del helicóptero. “Nosotros, al ser más rápidos, llegamos primero para identificar el barco, dispersar la zona y entablar comunicaciones. Le damos todo el apoyo al helicóptero, que debe concentrarse plenamente en su maniobra, que es muy fina”, describió Mendicino. En caso de una emergencia con el helicóptero, el avión tiene la capacidad de lanzar una balsa y permanecer en el lugar durante horas para asistir a su tripulación.
Al ser consultado sobre los mayores desafíos, Mendicino no dudó: “El mayor enemigo es el tiempo”. Explicó que la meteorología es un factor determinante y a veces insalvable, a pesar de la vocación y los esfuerzos del personal. Las operaciones de rescate nocturno, en particular, presentan una complejidad adicional que limita su realización.
Con una clara vocación de servicio, heredada de su padre, quien también fue suboficial principal de Prefectura, Mendicino alentó a seguir esta carrera. “Es ganas, vocación de servicio, estudio y dedicación. Es una tarea muy satisfactoria, una de las mejores profesiones para mí”, afirmó. Para convertirse en piloto, es necesario estudiar tres años en la escuela de oficiales y luego especializarse en la escuela de aviación.
El piloto cerró la entrevista destacando el trabajo en equipo: “Somos un equipo de trabajo impecable. Somos muy pocos y estamos todos los días juntos, en guardias de 24 horas. Es un honor y un placer”.
